jueves, 30 de agosto de 2012

Me preocupa Assange. En la próxima entrega de El Chamuco.

El Chamuco, en su sabiduría, (o en su falta de colaboradores) me permitirá publicar una página que sugiere tres maneras en que Julian Assange puede escapar de la embajada de Ecuador en Londres para llegar a Ecuador como refugiado, o simplemente para volvera a circular, libre.

La situación de Assange, de refugiado en dicha embajada, lo ha convertido casi en preso, tras dos meses de encierro para que la policía metropolitana de Londres no lo arreste y lo extradite a Suecia.

La realidad es que es muy probable que los cargos de abuso sexual que allá le imputan no sean más que un pretexto para que aquella nación lo mande deportado a Estados Unidos, donde lo tienen por espía, por terrorista, nada más porque ventiló unos 25 mil cables del Pentágono, la CIA, que versaban sobre la verdad de la guerra en Irak y en otros lados donde Estados Unidos anda metiendo la nariz.

De ser la paloma mensajera, con sus wikileaks para el mundo, ha pasado a ser un perseguido político. 
La pena de muerte es legal en EUA. Nunca dije que fuera justa. Es casi griega, donde se mata al mensajero si es que entrega malas noticias.


Si existieran Estados con dignidad, no sólo con costumbre por la vieja tradición del asilo político, naciones que defendieran que sus pueblos estuvieran informados y atentos, Assange no debería estar en un cuartito de un metro y medio cuadrado, contando los días en que no le ha dado el sol en la cara.

Las naciones centro y sudamericanas deberían haber brindado no sólo su respaldo a Assange y a la decisión de Ecuador de brindarle el asilo, sino impuesto alguna medida colectiva contra el Reino Unido, por el acoso que ejerce ahora para deportarlo. (Bueno, si no lo han hecho ni contra el bloqueo contra Cuba, pero bueno...)

Deberían realmente, con unidad, demostrar su soberanía y su deseo de ser naciones democráticas más justas e informadas. Hablo de las que aún no han dicho ni pío, como México. 
Pero eso es solo un sueño. Mío. Chaquetero.
El problema está en que la libertad de expresión e información para algunos es un poquito incómoda de tolerar. Pregúntenle a Lydia Cacho y a la casi centena de periodistas asesinados durante el régimen de Calderón. Pero esa es otra historia. O la misma.
No sé.
a

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