miércoles, 1 de marzo de 2006

Domitila

Cuando estaba todavía en la facultad (estudiando periodismo cuando debería de haber estado aprendiéndolo en la calle) la mera verdad es que me la pasaba haciendo dibujitos.

Uno de esos dibujitos era Domitila, una niña que no era otra cosa más que mi alterego, una chiquilla que no pasaba de los siete años pero que vivía en su mundo interior y que disfrutaba vivir de las cosas que imaginaba.

Estas dos son las primeras historietas que hice en mi vida. Se trataba de un ejercicio más cercano al comic, y aunque después de verla muchos me dijeron que me estaba fusilando a Mafalda y hasta a Buba, la realidad es que mi Domi era una niña rara, no necesariamente sabia, o lo era precisamente desde la carencia y no desde la brillante lucidez de la pibeta que odiaba la sopa o de lo aguerrida como Buba.

Planeaba darle todo un universo de oportunidades, acompañada de su osito de felpa y de su gato Dadá, pero esos capítulos fueron regalados a amigos o gente que ya no está en mi vida y que seguro ya los arrojó al cesto de la basura.

Rescato de la memoria a Domitila, por haber sido algún día mi vocera, mi espejo, mi niña freak.